Fecha 132: Frescura, por el Dr Gentile.
Frescura. Siempre falta frescura. En la vida, en el trabajo, en el fútbol. Y la frescura se relaciona con la juventud, con el brote primaveral, la humedad del rocío en las mañanas campestres, las mejillas sonrosadas de una colegiala. Pero los que entendemos de fútbol, sabemos q la frescura en el fútbol no tiene que ver con la edad de los jugadores, la cantidad de metros corridos por partido, ni con el vértigo o la velocidad, sino con esos jugadores capaces de hacer esa jugada que nadie esperaba, pero que, una vez hecha, era la obvia. El cambio de ritmo. Tanto para acelerar una jugada que venía en cámara lenta como para poner la pausa en las jugadas en las que todo era velocidad.
Para estos atributos, el fútbol, por suerte, no tiene edad.
Así, nos pudimos dar el lujo de disfrutar a un Beto Mágico con 36 años y una buzarda histórica.
Un Garrafa Sánchez que se nos fue y nos dejó con las ganas de algunos pases gol de esos.
Un Burro Ortega con 35 años que a pesar de ser campeón y figura junto con el otro “fresco” de River, el Enano Bounanotte, fue condenado a jugar en el ascenso por esa lacra que tiene el fútbol argentino: los dirigentes.
Un Beto Acosta con 38 años que aprendió a tirar caños sobre el final de su carrera.
O un Mitirulo, que a pesar de estar entrado en años, falto de ritmo y con una calvicie incipiente, vuelve de Europa para ser figura.
Para hacer goles y hacerlos hacer, en esta nueva faceta que ha llegado con los años, pero que demuestra que siempre hay algo para aprender.
Por eso hoy la gente llena estadios para ver el ShowBol y no las canchas del Torneo Gillete/Pepsi/AFA, porque, aunque sean todos señores grandes, siguen teniendo esa frescura que el amante del fútbol quiere.
Milán: Martins, Tata, Dieguito, Chizi, Fede.Un equipo que se conoce y que viene teniendo grandes partidos.
Inter: Chingal, Ceri, Cláusen, Cachito, Miti.Un equipo que busca una identidad.
Una noche ideal para la práctica del fútbol, cálida, pero con una brisa fresca, sin humedad, el cuerpo humano se revitaliza al correr. Hay ganas de empezar el partido. Pero falta algo. No, alguien. Néstor Rolando. Llega a la redacción una nota de secuestro. Piden un rescate en Euros. Se negocia. No se llega a un acuerdo. Tememos por la vida de NR. Pero no negociamos con terroristas y el show, el show debe continuar. Los organizadores buscan entre el público a algún espectador dotado para que el espectáculo siga sin alteraciones.
La responsabilidad recae en Lalo, que al principio se negaba a ser una marioneta de los dirigentes, pero que terminó por aceptar los designios de la suerte, se calzó la 6 del Inter y, con pantalones largos, salió a la cancha.
Arranca el partido.
Los primeros minutos son impresentables. La pelota vuela de un lado a otro. Los pases son muy imprecisos. Cachito y el Miti se buscan, pero no se encuentran. Chizi y Fede no se comunican. Tata está irascible.
En este clima de desconcierto, Cachito abre el marcador. Un gol que sirve también para abrir el partido. Para que el Milán tenga que salir a buscar y dejar campo para las contras del Inter.
Y el partido sale a pedir del Inter: logra asentarse con el Ceri como último y Lalo yendo a donde va la pelota. Un Cachito que las pide todas en el medio, aguanta y distribuye. Un Miti comprometido con la marca y la creación de las jugadas, fue el enganche circunstancial en varias jugadas.
En el Milán se extraña el orden, sobre todo en ataque. Tata se embarulla con la pelota. Dieguito no se puede desprender porque sabe que está el Miti. Chizi viene atorado por Cachito y Fede queda muy solo arriba.
Sin desplegar un juego impactante, pero si claramente superior, el Inter se pone 3 a 0.
De acá en más, no hay mucho para el análisis, al menos en lo que respecta al desarrollo del partido. Inter fue siempre más, con un Miti y un Cachito inspirados, y el Milán nunca pudo llegar al área rival con mucha gente para acompañar a Fede en el gol, a la postrer, el único que convirtió para su equipo, un hecho bastante raro en el papi-fútbol.
Este dato también marca la buena química entre Ceri y Lalo para contrarrestar la movilidad del Milán, con las habituales subidas de Tata, Chizi y Dieguito.
Tata y Chizi se preocuparon más por chocar a Cachito que por generar juego y, como dice el refrán, a río revuelto, ganancia de pescador, el Inter aprovechó esos momentos para estirar la diferencia, que nunca fue menor de 3 (bah, si, cuando el partido estaba 2 a 0) pero el Milán era todo frustración, y el Inter, pura concentración: no quería repetir la actuación de la fecha 130 y perder un partido imperdible, otra vez.
Fede descontó con goles que fueron más mérito de su busqueda personal, que del juego colectivo.
Así y todo, el Milán pateó mucho al arco, pero siempre forzado y porque no tenía más opción.
Quedará en la retina el anteúltimo gol de Cachito, dejando a tres en el camino y definiendo con sutileza al segundo palo.
Fue 11 a 4 para el Inter, en su mejor partido desde que la institución itálica empezó a participar en este torneo.
Estadio : Cach Nou
Asistencia : Lalo, pequeño Liscan, Marceibu, Donato y un yeso.
Detalle : Cláusen faltó sin aviso y Lalo tuve que calzarse la 6 del Inter, con pantalones largos.
Premio Maradona : Al Inter. Todos sus jugadores jugaron en gran nivel.
Premio Ayyyo Silver. A Fede, el Llanero Solitario del Milán. Hizo todos los goles de su equipo.
Premio Vocingle: al Tata, que se descarrió con una sarta de puteadas de antología.
Premio el Izquierdo en el Izquierdo y el Derecho en el Derecho: a Dieguito, que se comió 2 goles con el arco solo. El primero, imposible.